domingo, 2 de noviembre de 2008

Quisiera no dormir: Crueldad de los enamorados de chicomota

 Me da vueltas la cabeza pensando en aquellas personas enamoradas de mí. No sé cuántas sean, no sé quiénes son. Sin embargo, por el momento conozco a cuatro de ellas. 

 Yo me he enamorado muchas veces y tengo nociones claras del amor. Por eso no quiero ser cruel y arrogante, sino convencer al otro que no vale la pena. 

 Cuando rompes un corazón, en realidad lanzaste litros de gasolina a un corazón de antemano en llamas. Yo soy un rompecorazones y lo odio. Es peor cuando les cierras el paso y les dices que no sucederá. 

 No quiero hacer llorar a nadie, ni hacerlos sentir mal. (Aunque es una parte intensa de la vida, y nadie debería privarse de sufrir a los amores) Pero a cada rato hago llorar gente o destrozo los sentimientos de alguien. Somos inseguros y dependemos de aquella persona de quien nos enamoramos. Su aprobación es indispensable para nuestra estabilidad. 

 A veces, hablo con alguna enamorada o enamorado y noto en su voz ese deseo, casi pudoroso, de estar cerca de mí. Observo que aunque los nervios están ahí, también hay una gran alegría en sus caras.

 Me siento bien de saber que alguien piensa en mi todo el día, me desean el bien y se ven a mi lado. Pero no me gusta que me manden mails en donde me confiesan su amor desesperado. Me hacen sentir tan desdichado! La injusticia de la vida ante mis ojos. Yo amando otra gente, sin ser amado, ellos amándome sin yo amarlos. Puta madre. 

 Recientemente me dijeron que yo era perfecto. Que era un sueño hecho realidad. Y me di cuenta que no soy el único que se enamora de fantasmas; tengo millones de defectos y cosas horribles. Y no me gusta que alguien ajeno y casi desconocido, se enamore de mí sólo porque me vieron por ahí y cruzaron palabra conmigo 2 veces. Soy muy gentil y ya. Me gusta amenizar el momento en el que alguien comparte conmigo un instante y procuro otorgar un buen lado de mí. Y a veces de eso se han enamorado. De una imagen ficcionada de mi, en alguna fiesta, mientras estaba borracho. Válgame el hambre del mundo! 

 Y entonces, hay una técnica infalible que ahora pongo en uso. Esta, asegura evitar romper toda clase de corazones. Asegura que la gente sufrirá menos y que además, se fijarán en alguien más. Se llama el pendejo.

 El pendejo es muy sencillo de aplicar. Lo único que se hace, es, gradualmente, incrementar el número de acciones y diálogos pendejos. Se comienza derramando algo, o tropezando mucho. Luego, se dicen cosas muy tontas y se acompaña con risa estruendosa.  A los pocos minutos, la alegre cara del acompañante irá poco a poco perdiendo su expresión de carpa de circo, la sonrisa comenzará a tornarse en esa arruga que acompaña el asco y luego, la mirada, que antes, estuviera tan intensa, comenzará a desviar su atención hacia cualquier parte y la desesperación prepara la retirada. Uno, deja de ser tan especial y se convierte en otro más de la bola. Qué tristeza para uno tener que aplicar el pendejo. Pero se hace para salvar un corazón. 

 Es bueno aplicar el pendejo seguido para no llamar demasiado la atención, como uno de esos personajes perfectos que observamos por ahí.  A veces es mejor ser el pendejo que se anda estrellando con todos, que el perfecto que no lo era tanto una vez que se le conoce.

 Para no aplicar el pendejo, la sutileza en la otra persona es lo más adecuado. Es probable que no reaccione muy bien cuando me confiesen su amor por mi. Por eso es mejor que nunca lo sepa. Me encantaría conocer a alguien que, enamorado de mi, me hiciera enamorarme también por otros medios que el de la confesión. Entonces, juro por todos los vegetales en mi refri que terminaré enamorado. 

1.- La Buena Música 
2.- El Buen aroma en alguien 
3.- El sentido del Humor

Los 3 ingredientes mágicos. (y algunos otros)

-- En quién me fijo cuando alrededor mío el vacío parece haberse robado todo en aquella fiesta  donde cupido estaba borracho.--

 

1 comentario:

betbet dijo...

siempre hay un roto para un descocido y hasta para un pendejo